viernes, 15 de octubre de 2010

¡VACACIONES!

Hola, ¿qué tal? os escribo para contaros que me voy de vacaciones unos días, así que no actualizaré el blog. Y vosotros diréis: ¿y Nelo? Bueno, aunque en el sitio al que voy se admiten animales, él se queda en casa con mis padres (como vivimos juntos, perfecto). 

Los cobayos son animales sociables, que necesitan estar con gente, que se les haga caso, se les coja, les demos mimos. Son unos roedores de tamaño mediano y la jaula se les queda pequeña, necesitan salir y tener unos horarios fijos. Por eso, si os vais de vacaciones y tenéis a alguien que os lo vaya a cuidar bien, que lo vaya a sacar y vaya a hacerle caso, es mejor que no os lo llevéis. 

Otra solución sería dejarlo en vuestra casa en su jaulita y que alguien vaya a verlo y a sacarlo, de forma que el ambiente para el cobayo es el mismo y la alteración es menor para él. 

Hay "hoteles" para animales donde podríais dejar a vuestros cobayos, pero no están en todos los sitios y a mí me han contado una experiencia no muy buena de una pareja que dejó su cobayo en vacaciones. Se fueron una semana (no recuerdo el precio que les costó, sé que cobran por días, quizá 4€ el día... no sé...) y cuando volvieron su cobayo estaba mucho más flaco y triste. Puede ser que sea en ese "hotel" para animales en concreto, pero a mí no me gustan esos sitios, antes que eso cambiaría el hotel al que me fuera yo por un apartamento o algo parecido donde admitan animales, para soltarlo y estar un rato con él. Mejor que yo sé que no lo va a cuidar nadie y como soy desconfiadilla, pues eso. Además otra amiga dejó un perro en un "hotel" de ésos y cuando volvió le dieron el collar: le dijeron que el perro había muerto y ya lo habían incinerado; no le avisaron cuando ocurrió porque "no querían aguarles las vacaciones". ¡¡Pufff...!!

Es difícil el tema de salir de vacaciones cuando tienes una mascota. Aun así yo no entiendo y nunca entenderé por qué la gente abandona los animales, en gasolineras, en la carretera... Me parece increíble, absolutamente cruel.

Igual yo me paso, pero cuando me voy de vacaciones echo mucho de menos a mi bicho. Por eso, cuando llamo a casa, mi madre le arrima el teléfono y le deja que oiga mi voz, y yo le pregunto:

-Nelo, ¿qué tal estás? - y antes de seguir hablando espero, como si me fuera a contestar.
- ¡Qué bien! yo también estoy bien. ¿Me echas de menos? Yo a ti sí. ¡Ah, que tú a mí también! Pues vuelvo en dos días, qué ganas tengo de verte. Te quiero mucho. Te traeré un regalito. ¡Adiós!

Y yo cumplo, ¿eh? Le traigo regalito. Me voy a alguna tienda de animales y le traigo una bolsa de comida, o algún juguete o algo. La última vez que me fui, solo fueron dos días, pero cómo me echó de menos. Cuando llegué y me oyó saludar salió corriendo hasta mis pies diciendo cositas, sólo quería jugar conmigo. 

Son muy buenos los cobayos, quien tiene un cobayo, tiene un tesoro.

¡Hasta la vuelta!