domingo, 17 de junio de 2012

El cobayo basurero

¡¡Buenos días!! No me había olvidado de actualizar el blog, es solo que ha habido mucho movimiento ultimamente en mi vida y no he podido hacerlo.

Os pondré al día: Nelo volvió a estar cojito de la pata blanca delantera. Parece que se le ha quedado resentida y se ha convertido en su punto débil. Con muchos mimos, restringiéndole los paseos y haciéndole baños con agua con sal y vinagre conseguimos rehabilitarlo; le dimos yodo día sí y día no y parece que tras todos nuestros esfuerzos Nelo está como una rosa, tan guapo como siempre, corriendo y saltando.

En vista de lo ocurrido ya no le dejamos subir o salir solo de la caja al suelo.

Volviendo al tema de este post, los que seais dueños de cobayas ya sabréis que les gusta esconderse y buscar refugio, un sitio al que puedan acceder a su antojo y donde echarse una siestita si están en el suelo.

Una de las cosas que más ilusión le hace a Nelo es cuando le limpiamos la caja. A él le gusta estar limpito y tener su hogar ordenado, como a todos. Pero ese rato en el que le recogemos lo sucio y se lo metemos en la bolsa, tiene que hacer algo:




-Nelo, ¿dónde estás?

-En esta bolsa azul.

-Pero, ¿no te das cuenta de que eso es para la basura, que es heno y papel de periódico usado?

-No, Kuskulito, aquí hay unas hebritas de heno ricas ricas. Si hoy a la mañana he desayunado de esto, no hay diferencia.

-¿No vas a salir?



-¿No me ves? Mira qué bien estoy.

La bolsa de basura de Nelo tiene solo lo que le quitamos a él de la caja a diario, por lo que, en cierto modo, él tiene razón: es lo mismo que tenía dos horas antes en la caja, en lugar de plano está hecho un gurruño.

En mi pueblo empezaron a regalar una bolsas finas de tela para llevar la compra, de modo que los comercios no tuvieran que dar bolsas de plástico cada vez que alguien compraba. Una de las bolsas tuvimos que usarla porque el paquete de heno de Nelo se rompió y cuando la dejamos en el suelo, él supo aprovechar la oportunidad:




¡Es taaaan mono!

Como veis, no hace falta mucho para que un cobayo se busque un "txoko". Ellos con muy poco pueden ser muy felices.

¡Un saludo a todos los lectores y a sus cobayas! Nelo y yo nos quedamos aquí compartiendo una estrella de pan