domingo, 1 de julio de 2012

Malas costumbres

¿A quién no le ha pasado que su cobaya coge una fea costumbre? Morder cables o muebles es lo más común. Creíamos que ya lo había superado, pero está en una fase muy rebelde.

Todo viene a raíz del sofá que compramos hace unos meses en Ikea; tiene mucho espacio debajo de la tabla del asiento, creando un sitio perfecto para un cobayito para esconderse. Por suerte la funda es larga y llega hasta el suelo, así que Nelo no sospechó ni intentó nada... hasta que mi madre metió la pata. Fue a cogerlo cuando él no quería y como se vio acorralado se arrimó a la funda. Puso cara de "¡ay! ¡que me choco!" y grande fue la sorpresa que se llevó cuando vio que era solo una telita por la que podía pasar y entrar a un inexplorado lugar, un espacio recóndito en la sala, totalmente nuevo, acogedor y privado.

Normalmente entra por un lado del tresillo, se dirige recto y sin pausa, ralentizando el paso para que la funda morada le roce desde el hocico hasta el culito. Sale por el lado opuesto tan tranquilo, repitiendo el proceso.

Pero a las noches se mete y no le vemos en un buen rato. Por un lado es normal, porque es más fresco que estar sobre la alfombra, pero mientras está debajo no come y si hace pis no hay nada que lo absorva y sale mojado y sucio.

Por si fuera poco, tenemos cerca los cables de un alargador y de una lámpara y, como le impidan pasar, les arrea con el morro. Pega a lo que sea que se le ponga en mitad del camino, le pueda o no. Y ha empezado a morder los cables, él que siempre ha sido un angelito.

Lo bueno es que es cobayo responsable y si le llamas la atención para de morder. El truco que usamos si no queremos que entre bajo el sofá es llamarle y sentarnos en el suelo a jugar con él, así se entretiene y se le olvidan las malas ideas. Funciona en un 80% de los casos.




- La culpa es de estos cables que se ponen aquí en medio y me provocan.

Los cobayos tienen muy buena memoria y son muy cabezotas: como hayan encontrado algo que les gusta van a ir una y otra vez a por lo mismo hasta que se aburran. Por eso es bueno buscarles algo que les guste más o hacerles caso, ya que es difícil estar todo el tiempo atentos a que no reincidan.

Y como además es un placer, la mejor forma de entretener a Nelo con otra cosa es echándome en el suelo a jugar con él, haciéndole caricias y diciéndole palabras bonitas.

Nelo ronronea y salta mientras suelta un gritito de alegría.

¡¡Un saludo, espero que juguéis y cuidéis mucho de vuestros cobayos!!