martes, 7 de diciembre de 2010

Pesadillas

¡Hola a todos! Os voy a contar algo que nos acaba de pasar ahora mismito.

Nelo estaba en su caja recién hecha, con todo limpito, echándose su siestita de mediodía. Acostadito de lado y dormidito, en frente mío. De repente, se ha despertado y ha empezado a chillar. He pensado, "ah, está contento", pero normalmente grita un poquito y luego para, y esta vez a seguido chillando todo el rato "¡¡iii, iiiii, iiiiii!!".

Seguía recostado y no parecía que le pasara nada malo, pero me he acercado a él y le he empezado a decir:

-Nelo, ¿estás bien?

Pero seguía chillando.

-¿Te pasa algo?

Y seguía iiiiiiiiiiii.

-¿Qué pasa, cariño?

Al final, le he quitado la tapa de la caja y lo he acariciado, para ver si se tranquilizaba algo. Se ha levantado y ha mirado al rededor, somnoliento. Le he tendido la mano por si quería subirse y se ha venido conmigo.

Una vez cogido, ha dejado de chillar. Le he dado una vueltita en brazos por la casa y a continuación me he tumbado con él en el sofá. Se ha acurrucado en mi cuello y tras bostezar, ha cogido posturita para proseguir la siesta de mediodía (que dura como tres horas, durante las que se despierta para comer).

Y se ha dormido.

Como un ángel. Como si no hubiera pasado nada. Nada de nada.

Cuando le han entrado ganas de hacer pis, se ha levantado y me ha pedido que lo metiera en la caja o lo dejara en el suelo, (se arrima al abismo del sofá) pues es muy educado y no le gusta hacer esas cosas encima de la gente.

Lo he metido en la caja y como si nada, ha hecho pipí, ha comido un poco y se ha vuelto a echar para dormir.

Yo me he llevado un susto muy majo. Pensaba que igual le dolía algo y se estaba quejando, o que se encontraba mal. Aunque he visto una mosca pequeñita después por la sala, apuesto que lo que ha pasado es que ha tenido una pesadilla. Por eso miraba alrededor sin encontrar lo que buscaba y ha chillado llamando la atención hasta que lo he cogido en brazos y se ha sentido seguro. Como un bebé.

Nelo es muy inteligente y consigue comunicarse muy bien con nosotros. No es la primera vez que chilla para que lo miremos o le hagamos caso, como un niño cuando llora para que su mamá venga. La mayoría de las veces se planta en frente de donde estoy y se para quieto mirándome, taladrándome con esos ojos negros y profundos, llenos de vida. Quiere jugar, o ir de paseo conmigo.

Lo de esta vez no ha sido porque no lo miraba nadie, ha sido que estaba asustado. Ha soñado algo malo, vete tú a saber el qué. Muchas veces, cuando se duerme sobre mi pecho, le veo las orejas aletear como alas de mariposa, y los ojitos, en fase rem, se mueven rápido y sin rumbo fijo. Eso las veces que duerme con los ojos abiertos, que cuando los cierra es lo más tierno que he visto en la vida, es como el amor personificado en un ser peludito.

Os dejo una foto que he encontrado por ahí, muy graciosa. Creo que todos los que tenemos un conejillo de Indias nos sentimos muy identificados. Hasta pronto y, ya sabéis, ¡cuidad de vuestros cobayos!