miércoles, 15 de septiembre de 2010

Pasear

He descubierto que mi cobayo tiene un nuevo hobby, ha descubierto lo que quiere ser de mayor: Nelo quiere ser EXPLORADOR. Siempre ha sido un cobayo muy jugador y cariñoso, no de ésos a los que les gusta que les acaricien y estar en brazos, pero sí estar en el suelo acompañado de alguien que le diga cositas.

Tuve una cobaya, Untxi, que salía ella sola de la caja que tenía empujando dos álbumes de fotos tamaño grande, abría las puertas con el morro y se venía a los pies de mi madre, al lado de la estufa. Un día nos lo encontramos detrás del bidé, otro dentro de un elefante de cerámica que tenía un agujero en el centro. Cuando nos veía, salía corriendo como nunca he visto correr a un cobayo, derrapaba y todo, sabía que no tenía que andar por ahí.

Pues bien, el otro día le dije a Nelo que me siguiera. Él siempre está en la sala y como mucho sale al hall, pero le dije que me acompañara y, no sé porqué, le dio por hacerlo. Fue avanzando detrás de mí por el pasillo hasta que se encontró con un cruce: habitación a la izquierda, habitación en frente y, al final de otro tramo de pasillo, habitación a la derecha.

Se lo pensó y decidió: primero la de la izquierda. Al entrar, algo sucedía; a cada paso que daba sus uñitas hacían un ruido arañando el parqué. Cla-cla-cla... eso de caminar y que sus pasos hicieran ruido le encantó, como cuando una niña taconea al caminar. En la habitación había alfombras, mesitas, cortinas distintas, nuevos olores... Dejó su rastro (qué fino me ha quedado, oye) y se aventuró a la siguiente puerta.

La habitación del frente era mi dormitorio. Había una cama, una alfombra verde con hilitos, un escritorio... El suelo también hacía ruido, pero no era lo mismo. No le gustó. Casi ni dejó caquitas. Se fue a la tercera y última habitación desconocida, al final del último tramo de pasillo.

La habitación de mis padres, con un suelo que sonaba más que ninguno, y la más oscura. La cama era muy grande y por debajo había motas de polvo que, desconozco porqué, le encanta zamparse. Yo le digo que no lo haga, Nelo me dice que no lo volverá a hacer, pero le pillo con pelusas en los bigotes, como un niño que come chocolate y dice que no ha sido. Dos alfombras muy nuevas de color caldera, con hilos de los que estirar. Mi padre se enfadó mucho al ver todas las cacas y pipís que había en la suya, pero el bicho prefiere, de todas las de la casa, esa alfombra.

Se puso tan contento con la habitación de mis padres que empezó a chillar y a correr dando saltitos. Desde entonces cuando no hace frío le gusta venir conmigo y hacer ese recorrido en ese orden concreto. Si yo no voy no le gusta tanto, se siente solo y jugar con amigos es más divertido: le hago el túnel, le digo cosas... Ha llegado a repetir la jugada 3 veces seguidas, luego le voy cerrando las puertas para que no le quede más remedio que ir de vuelta a la sala.

En distancia-cobayo es un buen paseo lo que hace. Está bien que vaya solo, que explore a su gusto, pero si tenéis ventanas abiertas, cables o apuntes por el suelo, ¡al loro!

1 comentario:

  1. Hola kuskulito!! te ha quedado muy chulo el nuevo blog! a mi me parece que se lee bien todo lo que está sobre fondo azul, las etiquetas y eso es un poco más lioso pero tampoco mucho la verdad, animo con el blog y que sepas que ya soy seguidor de este también

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