viernes, 8 de octubre de 2010

Piedra LOLO PETS


Como todos sabréis ya, los cobayos son roedores y una de las características que hace más únicos a este grupo de animales es que nunca les dejan de crecer los dientes. Ya le llevaba yo unos días viéndole a Nelo los dientes de arriba un poco largos. Así que cuando tuve la oportunidad de ir a la tienda de animales, le compré una piedra para desgastar los dientes. Ya le habíamos cogido otra igual, incluso de la misma marca, antes, de sabor NARANJA, y no le gustó. Así que cogí ésta de Lolo pets con sabor a VERDURAS. También había un tercer sabor que era FRUTAS, si no recuerdo mal. Sólo me costó 1,30 €, muy buen precio. Ésta es la cajita:



Bueno, fue tarde ya cuando llegué a casa la "tragedia" había ocurrido: a Nelo se le había roto un diente de arriba, el de la izquierda para ser más exactos. Eso es un problema, es incómodo para él no tener igualados los dientes. Pero gracias a la piedra, que esta vez sí que le gustó, pudo romperse el otro diente y se los dejó a ras, los dos iguales. La piedra es de color verde, algo más intenso que lo que se aprecia en la foto, y tiene un colgador en la parte trasera para enganchar en las jaulas; este invento está bien para las jaulas las paredes de barrotes, pero la de Nelo sólo tiene barrotes en el techo, así que no sirve.
La piedra hay que alejarla de fuentes de humedad, como las verduras, el bebedero o la fruta, porque chupa el agua de lo que tiene al lado y pierde dureza.



En resumen, la piedra hizo el trabajo que tenía que hacer, pero sed más listos que yo y si le veis ya un poco largos los dientes, id a comprarle una piedra a la tienda.

Ya con los dientes cortos, tuvimos otra "aventura": se le quedó un trozo de las rosquillas duras de heno que vienen en la comida clavado detrás de sus mini dientes superiores. ¡Por si no tenía suficiente dolor el pobre! Lo cogimos y con unas pinzas de depilar limpias se lo intentamos sacar. Mi madre lo agarraba y yo le quitaba. Le quité dos o tres trozos (muy duros, no me extraña se le clavaran y que se quejara) y después de eso ya empezó él a rozarse con los dientes y a la mañana siguiente... ¡milagro! se le quitó todo lo que tenía y ya no se quejaba. Dientes y encías limpísimos.

Siempre hay que estar atento y mirarle bien todo: la boquita, las patas, las heces, las orejas, los ojos... todo. Es la única forma de saber si todo va bien. Aunque le incordiéis un poco, será para mejor.

Próximamente os hablaré de algo que asusta más a los cobayos que las moscas, su némesis absoluto:
un vecino en obras.

¡Cuidad de vuestros cobayos!

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